Encuentros Con Los Indigenas

Conquista, Confesion y Mision

El encuentro entre el cristianismo y las religiones de Latino América comenzó con los viajes de Colón. Por más de 500 años, los cristianos, primero católicos, luego protestantes e incluso los grupos cristianos marginales–han evangelizado, perseguido y marginado a los pueblos nativos. También han buscado entender las religiones indígenas, y muchos cristianos han defendido a los pueblos nativos de los ataques violentos de invasores del exterior. Las religiones de las Américas han sobrevivido e incluso han llegado a ser de influencia para las prácticas cristianas en la región. Muchas formas de catolicismo popular (y algunas formas de pentecostalismo popular) reflejan el impacto de las religiones nativas. En la medida que los grupos nativos han logrado el poder político y social, así también ha habido un resurgimiento de sus prácticas religiosas.

El crecimiento de las prácticas de religión popular y el resurgimiento de las religiones nativas en Latino América, invitan a los cristianos evangélicos a repensar la manera de hacer misiones entre los pueblos nativos de la región. Los modelos evangelísticos del pasado crearon una relación fundamentalmente desigual, que debe de ser considerada al momento en que los evangélicos pensamos acerca del futuro de la misión. Por esta razón, cualquier conversación acerca de interacción interreligiosa debe de comenzar con una revisión de aquella historia, algo que será crucial para poder comprender la actual relación entre el cristianismo evangélico y las religiones indígenas. Esto entonces, ha de proveer las bases para pensar de manera diferente acerca de la misión entre los pueblos indígenas.1

El encuentro religioso—Catolicismo Español y Portugués

Cuando los portugueses y españoles comenzaron su exploración global, el papa promulgó una serie de bulas papales que autorizaron a aquellos reyes a explorar y conquistar cualquier tierra que no estuviese bajo reinado católico, siempre que la evangelización fuese parte de dicho proceso. En 1508 el rey de España también ganó el patrocinio real, que le daría autoridad para nombrar obispos de la iglesia católica en las tierras conquistadas por España.

El proceso de evangelización inmediatamente planteó la pregunta de si los indígenas podían convertirse en cristianos. Algunos eran de sociedades “más avanzadas,” sin embargo, muchos eran considerados salvajes debido a sus prácticas sociales y culturales. Un extenso debate teológico ocurrio en España, concluyendo que los indígenas podían convertirse al catolicismo y por ende transformarse en ciudadanos españoles. Esta conclusión habría ser asumida en la teoría durante el período colonial, sin embargo no en la práctica.

Como parte del proceso de evangelización varias órdenes religiosas entraron a la región. Debido a que respondían directamente a la autoridad del Papa, su rol en Latino América a menudo se encontraba en conflicto con las autoridades políticas. No obstante, estos sacerdotes misioneros fueron a algunas de las más peligrosas áreas de la región llevando la fe con ellos. Uno de los modelos que usaron para evangelizar y “civilizar” a los pueblos más nómades fue mediante el desarrollo de las misiones; lugares en donde los indígenas eran organizados en comunidades, evangelizados y enseñados en las destrezas necesarias para encajar en la sociedad colonial española.

Había además otras herramientas que combinaban a tarea de evangelismo y conquista. Por un lado, el Requerimiento, un document a ser leído a todos los pueblos encontrados por los españoles. Este documento declaraba que los españoles venían con la autoridad del Papa y su representante delegado, el rey de España, y que los pueblos debían someterse a sus autoridades, o bien serían sometidos a la fuerza. A los colonos españoles también se les autorizó el desarrollar Encomiendas en grandes extensiones de tierra, las cuales incluían a los habitantes nativos. Ellos estaban autorizados a “utilizar” la mano de obra de esta gente, pero se les requería que les enseñasen acerca de la fe cristiana.

Esta unión entre evangelización y conquista se convirtió en el modelo de las relaciones entre los pueblos de las Américas y los europeos católicos. Para los españoles la expansión a las Américas fue una continuación de las Cruzadas, por medio de las cuales habían liberado la península Ibérica de los Musulmanes. Ahora estaban extendiendo la fe cristiana a las Américas, expandiendo también el reino del rey español.

En muchas maneras la película “La Misión” representa las complejidades del modelo evangelístico católico en Latino América. Por un lado, la película presenta el compromiso de los misioneros jesuitas y su disposición para educar y proteger a los pueblos nativos. Sin embargo los intereses políticos y económicos estaban inmediatamente de fondo. Al fin de cuentas, los intereses económicos y políticos siempre parecían ganar, aunque alguna semblanza de la fe permaneció entre la gente.

En el proceso de compartir la fe católica con los pueblos nativos, uno de los modelos claves usado por los sacerdotes fue el de conectar la práctica católica con las religiones indígenas previas. El caso más famoso de este tipo de enculturación es la Virgen de Guadalupe. El altar de Guadalupe y sus prácticas están muy vinculadas a la diosa Azteca Tonantzin.

El altar fue construido en Tepeyac donde Tonantzin había sido venerada. Hoy, las veneraciones populares a Guadalupe, pueden ser conectadas a la adoración precolombina a Tonantzin.

Hasta el día de hoy, Guadalupe es la aparición de la Virgen más venerada en las Américas, siendo declarada la Patrona de las Américas por el Papa Juan Pablo II.

Para el fin del periodo colonial casi todos los pueblos indígenas de América Latina formalmente confesaban la fe Católica; fueron conquistados y bautizados en la fe. Sin embargo, no estaba claro el cómo ellos comprendían su nueva fe, o cómo conectaban sus antiguas religiones con el catolicismo. La evangelización y la conquista habían hecho a (casi) todos católicos, sin embargo las antiguas prácticas no habían desaparecido. La gente continuó sus antiguas prácticas religiosas, ya fuera en secreto o por medio de un disfraz o apariencia católica.

El estado de las religiones indígenas se complejizó aún más luego de la independencia de los países en Latino América. La independencia no trajo más derechos para los indígenas, ni mejoró su situación. En los lugares donde ellos eran parte de la misión, provocó que la gente indígena perdiera lo que tenia ya que dichas misiones habían estado oficialmente en manos de las órdenes religiosas. Debido a que gran parte de los sacerdotes y religiosos eran españoles, éstos fueron expulsados de los recientemente independizados países. Así, los países de América Latina se independizaron y los pueblos indígenas quedaron en los márgenes del liderazgo político social y su visión para el futuro. En el mejor de los casos, eran mano de obra barata para las economías de las nuevas Repúblicas. Eran todos católicos, y técnicamente ciudadanos de los nuevos países, sin embargo ocupaban un lugar muy tenue en la nueva América Latina.

La llegada de los Protestantes: Alfabetización, Educación y Traducción de la Biblia

Cuando los misioneros protestantes llegaron a Latino América en el siglo diecinueve, enfatizaron frecuentemente la alfabetización y la educación. Su compromiso hacia los pobres y marginalizados estaba enfocado en esta dirección. Estos primeros misioneros estaban convencidos de que la gente necesitaba saber cómo leer la Biblia, de manera que pudiesen comprender el evangelio. Su trabajo entre los indígenas usualmente incluía este enfoque en conjunto con los servicios sociales básicos.

La forma más prominente de interacción entre protestantes e indígenas durante el siglo veinte fue por medio de la traducción de la Biblia. El traductor Wycliffe bíblico ha servido como modelo para la mayor parte de los proyectos de traducción. Los traductores se conectaban a comunidades aisladas y trabajaban en función de aprender el idioma y reducirlo a su forma escrita. Todos contaban con alguna forma de entrenamiento en el área de las ciencias sociales, y muchos de ellos eran antropólogos. En el proceso de aprender el idioma, ellos aprendían también acerca de la cultura y la religión. El reconocimiento de la importancia del idioma de los pueblos frecuentemente creó un Nuevo sentido de afirmación de su cultura y religión.

Una vez que el idioma era comprendido, y reducido a su forma escrita, los traductores comenzaron programas de alfabetización. Porciones bíblicas fueron entonces traducidas y copias de ellas entregadas a la gente, esto se debía a la firme creencia misionera de que Dios obraría por medio de su palabra para traer conversiones.

Este proceso ha producido Biblias o porciones bíblicas en diversas lenguas y dialectos, pero también ha tenido otros efectos. Pueblos nativos redescubrieron sus voces en medio de sociedades que les habían abusado y maltratado. Más aún, por medio del proceso de hablar de sus marcos culturales y religiosos, muchos reafirmaron el valor de sus sistemas ancestrales. Algunos de los informantes en los procesos de traducción, llegaron a ser defensores de sus sistemas religiosos ancestrales.

A pesar de que los traductores bíblicos protestantes han hecho más para aprender acerca de las lenguas indígenas que cualquier gobierno Latino Americano o universidad, su trabajo no ha estado exento de controversias. La principal crítica ha sido el hecho de que éste proceso ha estado directamente ligado a la evangelización. Sin embargo, muchos misioneros han sido también acusados de llevar valores occidentales a las comunidades. Durante la Guerra Fría, muchos misioneros de Wycliffe fueron acusados de ser agentes conscientes o inconscientes del expansionismo de los Estados Unidos en la región.

Dado el rol de la globalización hoy, la influencia de valores externos es mucho más fuerte que la influencia de los misioneros. Sin embargo, su presencia en las comunidades nativas plantea la interrogante acerca de la conexión entre el evangelismo y el respeto por los pueblos nativos y sus culturas.

Religiones Indígenas entre cristianos en América Latina hoy

A pesar de los más de 500 años de interacción, probablemente la perspectiva más común acerca de las religiones indígenas durante la mayor parte de los siglos diecinueve y veinte, tanto de católicos como de protestantes, ha sido la de verlas como prácticas pintorescas del pasado de pueblos que están siendo absorbidos por la sociedad Latino Americana. En algunas áreas, los pueblos nativos siguen siendo la mano de obra barata e incluso casi sirvientes. Se les sigue sacando de sus tierras ancestrales, forzándoles a abandonar sus practices tradicionales. El sentido de superioridad europeo ha significado que aquellos en el poder en Latino América usualmente vean poco valor en las prácticas indígenas.

Sin embargo, aquellos países con un número significativo de ruinas construidas por los imperios del período pre-colonial, como lo son Perú, Guatemala y México, han descubierto que el hablar de las sociedades y religiones ancestrales es bueno para la industria del turismo. Esto ha traído un interés renovado por las religiones del período pre-colonial, debido a que gran parte de las estructuras sobrevivientes tenían un claro propósito religioso. No obstante, frecuentemente este interés ha sido extendido de manera exclusiva hacia aquellos pueblos indígenas que murieron cientos de años atrás. Comúnmente, los descendientes de quienes construyeron aquellas estructuras son marginalizados de los beneficios acumulados por la expansión del turismo.

La gran mayoría de los grupos indígenas en Latino América hoy en día son oficialmente Católicos Romanos, a pesar de que un gran porcentaje se está convirtiendo al protestantismo. Sin embargo, este grupo es parte de un catolicismo que, formalmente e informalmente, ha adoptado y adaptado prácticas indígenas. Hay muchos lugares, tales como la iglesia principal de Totonicapán, Guatemala, en donde esta conexión es muy directa. Esta iglesia, la cual fue construida sobre las ruinas de un templo pre-colonial, aún tiene un altar indígena en la base de las escaleras que llevan a la iglesia. Muchas personas dejan ahí sus ofrendas y sacrificios antes de ingresar a la iglesia. A su vez, muchas de las prácticas de las fraternidades religiosas que sostiene esta iglesia están estrechamente vinculadas a antiguas prácticas Mayas, aunque superficialmente aparenten ser católicas.

También hay aquellas personas que continúan las “viejas” prácticas en maneras más clandestinas. En el pasado, estas prácticas han sido llamadas brujería y sus líderes perseguidos. Así que estas prácticas han tendido a estar fuera de la vista pública. Sin embargo, debido a la fuerte interacción con el catolicismo, la “pureza” de estas prácticas no fácil de determinar. Frecuentemente siguen patrones que aparentan ser católicos, como también, prácticas católicas que aparentan ser indígenas.

Los modelos católicos de evangelización en la región frecuentemente plantean la pregunta del sincretismo. ¿Hasta qué punto las prácticas religiosas católicas de la región son un reflejo de una enculturación religiosa crucial y, hasta qué punto la fe y prácticas católicas han sido cambiadas por los encuentros con las prácticas religiosas indígenas? Claro está que luego de cinco siglos de interacción, interpretación y reinterpretación, es poco probable que alguien pudiese fácilmente separar una de la otra. ¿Qué se ganaría, y cómo ayudaría esto a la situación?

Una Latino América cambiante también ha creado nuevos tipos de espacios para las religiones indígenas. En lugares con alta población indígena, la gente ha alcanzado el poder político y algunos han usado esas plataformas para promover sus prácticas religiosas. Los dos países más sobresalientes son Bolivia y Guatemala. El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha promovido abiertamente la práctica de las religiones locales, practicándolas él mismo de manera pública. En Guatemala, los grupos religiosos indígenas se han organizado legalmente como tales, y al menos un ex presidente, Álvaro Colón, se convirtió formalmente en un sacerdote Maya antes de llegar a ser presidente de este país.

El crecimiento del Protestantismo, particularmente el Pentecostalismo, entre los indígenas ha creado nuevos temas y complejidades. Los Pentecostales consideran seriamente las afirmaciones espirituales de las religiones indígenas, interpretando muchas de ellas como satánicas. Ellos confrontan las religiones indígenas a través de los lentes de la guerra espiritual. Esto ha creado más conversiones al Pentecostalismo. Pero en ocasiones también ha creado algunas interpretaciones cuestionables, por ejemplo, cuando una gran iglesia neo-pentecostal en la ciudad de Guatemala culpa a las religiones indígenas de los problemas del país, sin hablar si quiera una vez en contra de la brutal violencia económica y política de los poderosos en contra de los indígenas.

Otra clase de tensión se ve en algunas comunidades de México, en donde los protestantes han sido forzados a abandonar sus hogares por rehusarse a pagar por las festividades tradiciones católico/indígenas, particularmente porque el dinero es utilizado para comprar licor. Los caciques locales (líderes de las comunidades indígenas) tienen tanto poder que pueden usar las prácticas religiosas populares en contra de los protestantes impunemente. Al rehusarse de participar en las celebraciones locales, los Protestantes indígenas están socavando uno de los ejes del poder de los caciques en la comunidad.

Testimonio Cristiano en el siglo Veintiuno

Un testimonio cristiano verdadero en medio de los indígenas de Latino América debe comenzar y ser enmarcado en la confesión. Aun cuando han existido diversos tipos de confesiones “formales”, la realidad es que la mayor parte de los cristianos en Latino América continúan tratando a los pueblos indígenas despectivamente, sin considerar con seriedad sus religiones. Las confesiones deben ir más allá de la libertad religiosa. La expropiación de tierras, el aprendizaje forzoso de las lenguas nacionales, la servidumbre por contrato y otras acciones similares, continúan siendo parte del trato que reciben los pueblos nativos en Latino América. Cualquier confesión cristiana debe de incluir el reconocimiento de cómo estos tratos injustos hacia los pueblos indígenas han beneficiado a los cristianos Latino Americanos. Particularmente, Pentecostales y Neo-Pentecostales deben de ser recelosos de toda situación en donde los oprimidos son culpados de los problemas espirituales del país, mientras que los opresores no son cuestionados.

Esto es parte del problema mayor de la evangelización en la era moderna; el vínculo entre el poder de la cristiandad y la misión. Dondequiera que el evangelio salió en conjunto con un proyecto de colonización, el evangelio fue afectado negativamente, y el mensaje recibido fue mesclado con agendas políticas y económicas del poder colonial. Este asunto no puede ser evitado en ninguno de los lugares en donde los Europeos – y sus descendientes directos – se expandieron a lo largo de los últimos cinco siglos.

El Compromiso de Cape Town (2010) declaró que los evangélicos defenderían los derechos de quienes sufren persecución religiosa y hablarían a favor de la libertad religiosa.

Este compromiso se pondrá a prueba continuamente en Latino América, en donde los derechos de los indígenas, y la libertad religiosa, están frecuentemente vinculados a agendas políticas de izquierda y las tensiones entre las poblaciones indígenas y las ladinas. A raíz de que en ésta situación los cristianos han sido opresores y beneficiarios del status quo, será particularmente complicado hablar en favor de la libertad religiosa, sin embargo, será particularmente importante.

Mientras pensamos en la proclamación y el llamado del evangelio en medio de los indígenas hoy, hacemos bien en recordar el compromise de la afirmación de Iguazú (1999):

“El pluralismo religioso nos desafía a sujetar firmemente la particularidad de Jesucristo como salvador, aún mientras trabajamos por la mejora de la tolerancia y la comprensión de las comunidades religiosas… También nos comprometemos a la proclamación del evangelio de Jesucristo con fidelidad y amor humilde.”3

Tomar eso seriamente en este contexto, requerirá de mucha humildad en el proceso de ser fieles. Si los evangélicos desean estar a la altura de este compromiso, entonces requerirán enfocarse en modelos de mission y evangelismo que afirmen a los pueblos indígenas y sus culturas, de manera tal que la humildad esté en el centro del servicio realizado en el nombre de Cristo.

Los programas de alfabetización aún continúan proveyendo oportunidades para dar testimonio de la voluntad de empoderar a los pueblos indígenas. Un proyecto para alentar a las personas a valorar su lenguaje, hablar de su fe y su cultura, y afirmar que Dios ha estado con ellos, que sus historias continúan siendo una excelente manera pana conectar el evangelio con los pueblos indígenas. Claro está que el ayudar a la gente a pensar sobre su cultura y fe significa que ellos eventualmente pueden reafirmar el valor de su fe tradicional.

Parte de este proceso implica afirmar la creación de Dios y su continua presencia en medio de todos los pueblos. Trabajar desde la perspectiva de que todas las culturas reflejan tanto la acción de Dios como la caída de la humanidad, significa que los evangélicos necesitan identificarse y tomar seriamente los dones y bienes de las culturas indígenas en las cuales trabajan. Parte de este proceso incluirá el alentar la continuación de las prácticas que afirman la acción y creación de Dios, incluyendo el conectar éstas prácticas a la manera en que los cristianos indígenas viven su fe. Por ejemplo, las fuertes afirmaciones ecológicas presents en muchas de las prácticas indígenas, necesitan ser claramente conectadas con la confesión cristiana de que Dios es creador de todas las cosas y de que nosotros somos mayordomos de esa creación.

Mientras compartimos las buenas noticias del evangelio, también debemos de construir puentes hacia la fe y las prácticas indígenas. Debemos buscar puentes cristológicos, lugares en donde las personas ven la acción de Dios y en donde podemos conectar las buenas noticias de la encarnación con la vida y las prácticas de las personas. Muchos de los pueblos indígenas cuentan historias de la acción de Dios y su presencia que no distan mucho de las historias del Antiguo Testamento. Los evangélicos necesitan escuchar y prestar atención a las formas en las que Dios ya está relacionándose y cómo él ya está operando.

Pero los evangélicos también necesitan tener un rol proactivo en relación al apoyo y la protección de los pueblos que están siendo removidos de sus tierras y formas de vida tradicionales. La globalización ha creado nuevas formas de presión, y muchos de los pueblos deberán decidir la manera en que forjarán sus futuros e/o interactuarán con la más amplia sociedad y su mundo globalizado. Pero los cristianos, particularmente los evangélicos, necesitan estar a la vanguardia en la creación de espacios que permitan que los pueblos indígenas puedan definir sus propios futuros, ya sea en sus tierras tradicionales, o mientras buscan ajustar sus vidas a la América Latina urbana.

Debido a la particularidad de las historias e interacciones, las relaciones interreligiosas se verán de forma diferente en éste contexto que en cualquier otra parte del mundo. Es evidente que luego de siglos de interacción, las prácticas indígenas y católicas están estrechamente relacionadas. Lo que pudo haber comenzado como una forma de sincretismo, se ha convertido ahora en parte de la interpretación de la fe de muchos. No está siempre caro el quién influyó a quién ni el cómo fue ésta influencia. Por lo que el asunto no está en tratar de clarificar el pasado, como sí en invitar a las personas a oír el evangelio en éstecontexto, buscando conexiones, lugares en donde Dios está trabajando y en donde el evangelio puede ser oído como buenas noticias en el poder del Espíritu Santo.

Como evangélicos confesamos que es el Espíritu Santo quien trabaja a través de la palabra de Dios para la transformación de vidas. En el pasado, fueron muchos los evangélicos que cayeron en la trampa de asumir que trabajar en conjunto con quienes están en el poder facilitaría la tarea evangelística. Los esfuerzos evangelísticos entre los indígenas en Latino América son un ejemplo evidente de cómo dicha asunción está errada. En la medida en que los evangélicos se mueven hacia el futuro, se deberá de tener en cuenta el llamado a servir humildemente en el nombre de Cristo, de manera tal que el mensaje sea de buenas noticias para quienes por siglos han oído un mensaje confuso.

NOTAS DE PIE

1Esta reflexión estará centrada en las religiones de los grupos indígenas latinoamericanos cuyas raíces datan de la era pre-colonial. Aun cuando las religiones africanas son parte de las prácticas religiosas de la región, no serán específicamente abordadas aquí. Es importante notar que esta reflexión está escrita desde la perspectiva evangélica de un forastero. Soy latino, trabajé en América Latina por casi nueve años y mantengo vínculos con la región pero mi ubicación social no está en la región. Así que escribo esto humildemente.

2Disponible el sitio web del movimiento Lausane, en http://www.lausanne.org/en/documents/ctcommitment.html.

3Disponible en página de los archivos de ReoCities, en http://reocities.com/collegePark/pool/5040/English_Iguassu_Affirmation.html.