Comportandonos como Invitados

Acompañamiento de comunidades indígenas como una práctica misionera alternative

Juan Martínez llama a un cambio de paradigm concerniente a los esfuerzos evangelísticos entre los indígenas de América Latina. Como tal, es tanto una sugerencia refrescante como una palabra bien recibida. La sociedad diversa y multicultural de hoy exige un intento por terminar con las actitudes hegemónicas reflejadas tanto en el gobierno de Constantino, como en los poderes colonials modernos. El diálogo interreligioso con los pueblos indígenas de América Latina todavía sufre de una multitud de relaciones desiguales – un desbalance en el poder entre los jugadores dominantes y los mas débiles. Los esfuerzos evangelísticos tienen que llevarse a cabo, como sugiere Martínez , con una actitud que permita escuchar con cuidado la presencia y acción de Dios en medio de los pueblos indígenas desde los tiempos de la pre-conquista hasta el presente. Un ejemplo contemporáneo admirable en Norteamérica es el departamento de relaciones públicas de la Iglesia Menonita en Canadá, el cual habla audazmente acerca de sociedades colonizadoras y las poblaciones huéspedes. Esta terminología ayuda a corregir el diálogo que acostumbra a inclinarse hacia los que están en el poder.

Mi esposa Byrdalene y yo tuvimos el privilegio de trabajar por casi cuarenta años como misioneros en el Chaco, Argentina, entre los Qom, un grupo indígena compuesto de tres grupos relacionados lingüísticamente. Conocidos en la literatura como los Toba Qom, los Mocovi y los Pilaga, estos grupos cada vez son más reconocidos por sus propias auto-designaciones: los Toba Qom, los Moqoit, y los Pitlaxa. Para nuestros propósitos aquí, usaré el término general Qom.

La historia de su evangelización presenta una refrescante excepción a la experiencia común de muchos pueblos indígenas de América Latina. Los pueblos Qom resistieron y rechazaron persistentemente el Catolicismo Romano impuesto como parte del proyecto mayor de la conquista. Cuando aceptaron el evangelio lo hicieron con vestimenta pentecostal, compatible con su previa espiritualidad ancestral.Recibieron a Jesús en cuanto lo  entendieron en términos de sus propias metáforas. Experimentaron a Jesús primordialmente a través del poder de la sanidad física y un nuevo sentido de dignidad humana.

El evangelio afirmó a los Qom como personas aceptadas y amadas plenamente por el Creador en su identidad indígena. Tan fuerte fue esta atracción de Jesús, que en menos de dos décadas (los 1940tas y los 1950tas), la mayor parte del remanente tribal – los que quedaron después de la conquista – comenzó a considerarse como perteneciente al Camino de Jesús.

Los misioneros menonitas que trabajaban en la región no aceptaron fácilmente esta realidad porque algunas de las expresiones culturales de los creyentes Qom parecían bastante “no-cristianas.” Aprender a dar un paso hacia atrás y caminar de lado de los líderes de la iglesia Qom en un papel de apoyo fue un cambio significativo en la práctica misionera, uno de alto costo para los Menonitas. De hecho, los misioneros se refirieron al cambio de paradigma misionero como una nueva “conversión”. Le entregaron toda la autoridad de la iglesia a los Qom y comenzaron a referirse a sí mismos como “trabajadores fraternales” en lugar de misioneros. Este cambio dio poder a los líderes indígenas para tomar pleno control, no solo de la iglesia sino también de la definición misma del evangelio. Siguiendo el ejemplo de los misioneros veteranos Albert y Lois Buckwalter, el equipo de trabajadores de la misión menonita desarrolló el concepto del “misionero como huésped.”

En el 2009 la prensa evangélica Argentina público el libro Misión sin Conquista, el cual expresa la visión que el equipo menonita ha practicado. El título completo del libro (Misión sin conquista: acompañamiento de comunidades indígenas como práctica misionera alternativa) se refiere al experimento menonita en el Chaco Argentino como “práctica misionera alternativa”. Se descartó la idea de desarrollar una iglesia denominacional entre los Qom y se favoreció otorgar el poder a una iglesia nativa dirigida completamente por líderes espirituales Qom. Así, el pueblo mismo tomó el significativo papel de definir el cristianismo en su propia cultura.

La traducción de la biblia a las lenguas Qom fue otro componente clave del modelo de acompañamiento. El reconocer el valor cultural de las lenguas locales fue un factor crucial en el otorgamiento de poder al liderazgo indígena. Personal de la misión aportó las destrezas técnicas y lingüísticas al trabajo de traducción a la vez que funcionó como puente entre los traductores Qom y la Sociedad Bíblica Argentina. El arduo trabajo de entrenar traductores indígenas involucra la formación teológica que debiera llevar tanto a una teología culturalmente pertinente como a la reafirmación de los valores positivos de la fe tradicional. Martínez identifica correctamente la necesidad de tener una afirmación teológica en relación a la creación y la presencia de Dios en medio de todos los pueblos. El próximo paso a seguir en el diálogo interreligioso evangélico debiera de ser el de escuchar más atentamente a la cosmovisión indígena acerca del lugar del humano en la creación. Una teología evangélica que ha enfatizado la creación antropocéntrica, con el ser humano completamente a cargo del resto de la creación como “mayordomo”, tendrá eventualmente la necesidad de dar pasada al entendimiento indígena en donde todos los seres creados son parientes. Desde el punto de vista indígena, los humanos son comprendidos como parte tan intrínseca de la creación que en realidad debiéramos ser subordinados de ella (y no al revés).

Nuestra experiencia entre los Qom nos enseñó que cuando a un pueblo que es tratado o percibido como culturalmente inferior se le otorga el espacio y ánimo para ver el evangelio por sus propios ojos, ellos serán completamente capaces de adaptar el mensaje en una configuración que es culturalmente relevante. Cuando se quitan las imposiciones extranjeras o por lo menos se minimizan, los líderes espirituales nativos son entonces habilitados para encarnar el evangelio de maneras que hable a su gente al nivel más profundo. Los trabajadores religiosos Católicos a través de América Latina a menudo se refieren a esto como el proceso de “enculturación del evangelio”. Con esto se refieren a un grado de encarnación del evangelio que va mas allá de lo que nosotros los evangélicos a menudo llamamos contextualización. La ganadora del premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú lo describe como la relación de una flor a su planta madre: algo que la planta misma produce. Esto es, los que reciben el evangelio internalizan el mensaje a tal grado que este crece y da flores como parte de la planta misma, no es un elemento extraño injertado, o un mensaje ajeno contextualizado para poder así recibir aceptación.

De hecho, empezamos a ver que los creyentes en Jesús que son parte de un grupo étnico radicalmente diferente al pueblo judío deben ser animados a entender y expresar el evangelio en metáforas propias de su cultura. Esto puede llevar a conceptos teológicos no ortodoxos o a diferentes interpretaciones de doctrinas esenciales tales como la expiación, la trinidad, o el significado de la cena del Señor. Por ejemplo, los teólogos Qom parecen comprender el trabajo de Jesús en el perdón de los pecados más en términos de purificación que un sacrificio vicario a través de sangre.

Finalmente, tal vez tengamos que reevaluar las prácticas que hemos considerado como sincretistas. Después de todo, las buenas nuevas de afuera solo se pueden comprender cuando son vistas a través de los ojos de nuestro propio marco cultural. Esto inevitablemente producirá formulaciones sintéticas que para aquellos que observan desde fuera fácilmente parecerán como sincretismo injustificado. Debemos animar tales configuraciones no ortodoxas del evangelio toda vez que los resultados prácticos son observables e identificables como formas de seguir a Cristo en la vida cotidiana. En este sentido la ortopraxis triunfará sobre la ortodoxia.

NOTAS DE PIE

1Ver las “Relaciones Indígenas (Canadá)”. En la página web de la Iglesia Menonite de Canadá (última modificación, 23 de octubre del 2012): http://www.mennonitechurch.ca/programs/witness/wow/countries/nm/index.htm.

2Willis Horst, Ute Müeller Eckhardt, and Frank Paul, Misión sin conquista: Acompañamiento de comunidades indígenas autóctonas como práctica misionera alternative (Buenos Aires: Ediciones Kairós, 2009).